Así
que ¿Qué hacía yo ahí parado con taquicardia frente a ella? Pues que desde hace
un mes, que decidí ayudar a mi mamá nuevamente, la veo pasar, dos veces en la
mañana, dos veces al medio día y dos veces al atardecer, como el viento,
silencioso y delicado, intangible. Es increíble como su imagen me sigue dando
la misma impresión que antes.
Desde
hace una semana estuvo dando vuelta en mi cabeza que debía hablar, que por
primera vez en mi vida, debía tomar valor y hablar. Repasé una y otra vez lo
que tenía que decir, lo repasé, lo mejoré para que sea más fácil de aprender y
evitar tartamudeos. Pero cada vez que pasaba no me alcanzó el valor para
hablarle, así que pensé “voy me paro frente a ella y una vez ahí no quedará
otra que continuar”.